miércoles, 4 de febrero de 2009

Disfrazado de paisaje




La mañana se despereza luminosa en todas las ventanas de la casa.
Vacía de vos, la habitación, se pliega hacia adentro y hay menos espacio para respirar.
Tengo ropa tirada por el suelo. Un par de zapatillas que no se movió desde la mañana que te fuiste.
Me levanto y camino desnudo hasta el baño.
Sobre el espejo mi cara parece más joven que ayer.
Estoy flaco como nunca, un esqueleto de abandono.
Me meto en la ducha pero no logro salir del sueño. La cueva del despertar es fría e inmensa y lo único que retumba aquí es ésta sensación de estar más lejos de la vida real.
El agua no te va a hacer sentir mejor pero vas a oler bien. Logrará un cuerpo limpio que no es poco.
Me visto. Lo hago rápido, sin pensar en colores ni combinaciones. Camiseta blanca, jean y zapatillas negras. Casi como siempre.
En la cocina me sirvo un café lleno de problemas y me lo tomo de un trago. En el estómago todo se disuelve, todo se mezcla. ¿serán estos dolores antiguas angustias con talle de tripas?
Quiero ayudarte a resolver tu rompecabezas. Poner una o dos piezas. O apuntarte el lugar en el que deberías instalarlas. –si fuese más soberbio, sería éste idiota-

Estoy cerca, pegado, aunque disfrazado de paisaje.



1 comentario:

  1. hasta "tripas" podria copiarlo y pegarlo en mi vida. Groso tuteta

    abrazo grande

    Juana

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