martes, 14 de diciembre de 2010

Los gusanos no guardarán su memoria

Dibujo un tren imaginario con mis dedos.
Un tren que viaja hasta el principio de la vida
y luego vuelve
con el milagro del viaje apilado
en sus vagones despedida.

Los ojos observan esa vida desde esta distancia.
Desde la estación en la que abandoné
mi valija
y reinventé a mi padre muerto;
y lo hice aquí y ahora y más vivo.
Y entonces
ya no hay llanto que justifique lo que vendrá
porque este mismo instante
es este mismo instante que no volverá a repetirse nunca
la enfermedad aún sin muerte aún sin miedo
la respiración constante, entrecortada pero continuista,
la certeza perpetua;
el imaginario inconciente de cualquier inmortalidad.

Ese infinito de la carne que se conserva
bajo esta tierra;
y los gusanos no guardarán su memoria.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Ningún otro paso

Desperezar lo visible. Sobre todo lo visible.
Le tiro una cachetada al tedio. De las que duelen.
Mis pies sobre la mesa, extendidos hasta el hartazgo -
me amenazan en el kilómetro mil.
Una prolongación que no me pertenece
y que sabe cómo sacar el cuchillo.
Un apéndice dormido. Insultantemente inmóvil.

Me rasco la cabeza.

Pienso qué pudo ser lo que me trajo hasta acá.
Pero no tengo respuestas afiladas para preguntas pelotudas.
Hace un tiempo que ya no tengo. Paciencia, digo.
Pagaría dinero de mi bolsillo por recuperarla.
Y claro, miento.
Quiero gratis que se me reconozca el esfuerzo.
Todos estos años.
La inversión constante en fabricar un lugar mejor para nadie.
Vuelvo a mentir.
En ese departamento ordeno las cosas para unos pocos.
Me incluyo pero mirando desde la terraza.
Esa falsa humildad que nos hace ponernos fuera de lo que es nuestro.
Tengo patente en esta cátedra.
Soy dueño del idiotismo que rechazo en los demás
y la magia, muchacho,
la magia es una ilusión que hace creíble un mentiroso.

Me miro las piernas. otra vez.
Con los pies allá en el horizonte.


Y no imagino nuevo - ningún otro paso.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Cansado

Estoy cansado.

Cansado de la libertad como concepto inabarcable y vacío.
Cansado de mi acotado terrenito en esa ausencia.
Cansado de las contradicciones que genera ponerse libertad entre los dientes
y sentir el agrio incómodo del libre encierro

Cansado de todos los que se erigen libres,
- revolucionarios de la pelotudez -
y permanecen presos de sus propias palabras
- de sus leves impulsos -

Cansado de mi.

Cansado de mirar alrededor y no encontrar – nunca - nada que me contenga.
Cansado de no hacer nada.
Físicamente cansado - cansándome de todo.

Cansado de que sea mi hijo el que siempre me salva.
(Pobre ángel mío - que en mi secreto - quién sabe cuándo -
sufrirá ésta carga que le dejo en herencia)

Cansado de los diarios y de los anuncios publicitarios.
Cansado de los publicitarios.
Cansado hasta el hartazgo de la estupidez:
Del ingenio
Del genio
De lo inmediato
De lo maduro

Cansado de mi orgullo y del orgullo del orgulloso.
Cansado del ego.

Cansado del miedo de los egocéntricos
De la timidez de los tímidos
Y de la obviedad de los talentosos

Cansado del talento
y de la transparencia del talento

Cansado del lento movimiento de la lucidez
y de los raptos de locura.

Cansado de la cordura - que tanto bien nos hace -

Cansado del televisor encendido
y de la madrugada -pausada y pastosa-
estirándose y ocupando la tristeza.

Cansado ahora mismo.

Me acuesto cansado.



Y no me duermo más.

martes, 1 de junio de 2010

El laberinto



El centro es la excusa.

Hay un descanso de mármol,

ahí nomás.

Y una fuente sin agua.


Se mastica

la tensión de haber llegado

a un lugar

en el que

te sentís

más perdido que antes.


El silencio apura.

El viento lima las hojas

incrustadas en la piedra.

Silba.


La tarde

es un lamento

de niño que crece

y se hace noche.


No sé levantarme.


Juego al miedo y a la soledad.

Y tengo miedo.

Y me siento solo.


Busco subterfugios

para quedarme a vivir acá.


A medio camino.


A una vuelta

de laberinto

de lo que aún me queda

por caminar.




miércoles, 14 de abril de 2010

Sorpresa




Para que no se mire.

Taimado como perfil que se supone.
Giro el gesto.

Engendrado el grito
sale en voz bajita – controlado-
y el muchacho no baila.

Semueve – eso sí.
El vaivén imperceptible
de un mar planchado.

Desaparezco ahora.
Fideíto houdini se pone de costado
Y ya no está.

Fuimos a comer a un subsuelo
y nos recibieron con un nombre.

Sueno a lo que dicen
-dicen-
pero qué se yo.

Sentado a los mandos
de mi nave
fantasma -
soy un fantasma.

Desaparezco entre la niebla.

Psicofonías en mi walkman
que suenan a mi padre vivo.

Y si me viste, no ves.

Y si no me ves, nunca estuve.

Y si nunca estuve -

Fin.principio.o/la/nada/envuelta
en papel de topolino.




martes, 30 de marzo de 2010

Soberbia vergüenza




Siente vergüenza. Mientras escribe la siente.

Plano americano del protagonista haciéndose pasar por otro. Creando interés. Frunciendo el ceño y fabricando cara de reflexión-

Me hundo en mi propio vómito planito. La profundidad se gana metiendo las manos dentro de tu propio culo. Tocando carne viscosa. - El cuerpo de adentro que parecería ser de cualquiera, menos de uno.-

¿Me besarías el hígado? Y ella dejó de decirle “te quiero” tantas veces.

Ahora lo sabe. Los labios se te pudren queridísima. Se te cierran como un ano acariciado con una yema suave. Como cualquier mentira.

Buscando una voz que nos represente –algo que decir- en la diferencia/ nos repetimos.

Dale pibito. Ponele huevos. Cagá encima de tu mesa enfrente de los comensales.

Todos esos hablando de los de más allá. Parece que saben lo que dicen. Pero ahí estás vos. Con tu librito que te lleva a otro librito que te lleva a otro librito. A tientas. Con la inteligencia justa para emitir un juicio sano. Qué carajo voy a saber yo!!!! Yo lo intento. Digo. Romper el espejo/ es verdad que saben/ pero yo no.

Yo crecí en una habitación con paredes de madera y alfombra azul.

Desde un piso trece todo es más difícil. Vivís en el aire pero pisás suelo firme. Ascensor con palier. Cocina grande. Un salón vacío que usaremos cuando los invitados sean invitados. Un hermano en la otra punta de la casa, tan lejos que nos encontraremos 15 años después, con los mismos demonios pero filmados desde diferentes ángulos. Tres baños para que tus olores sean tuyos y de nadie más. Perros. Chica de la limpieza. Comida en el plato/caliente/siempre caliente. Club con amigos. Colegio con corbata. Misa. Padres de otros que te quieren como a un hijo/que te descuidan como a un hijo. Estupidez. Amor. Mimo sin compromiso. Papá y mamá que les hago un monumento y una lista de reclamos.

Y así vamos. Intentando recuperarle cancha a la promesa que creció en una silla de ruedas. Dándole el espacio justito para que pueda soñar con las cosas que hará cuando se ponga de pie. Y ahora que camina/le cuesta un precipicio dar un paso. El cerebro sabe y pide pero el cuerpo llega tarde.

A los golpes/ como siempre. Con esa mini conciencia que no le permite dormir a la noche. Buscando una voz que desea encontrar para decirles a todos que le chupen bien la pija.

Pero bien chupada.



viernes, 26 de marzo de 2010

Otro Adiós (texto de Tomás Ostiglia-brotherkeeper)





Te amé y te amo.


No consigo entender que no estés,
pero lo siento.
Intento hablarte como si estuvieras acá, conmigo,
pero no puedo.


El acto reflejo de querer abrazarte
es un dolor tan real,
tan hondo
que lastima.


Aprendo, que la diferencia
entre estar y no estar
es bien grande.


Y, como dice mi hermano,
no aprendo una puta mierda.


Intento sacar mi angustia y dejarla acá,
que se quede con estas palabras,
pero soy incapaz de hacerlo.


Necesito un whisky o dos,
con el rumor de la tele
o discutiendo como locos.


Estoy lleno de vos, bigote.
Cortado por tu misma tijera.
Y el pulso y el esfuerzo de las manos de mamá.


Es cierto que vos estás en mí,
en lo más profundo,
en todo lo que no puedo cambiar,
y hasta en este gesto.


Quiero abrazarte
y verte reír,
llamarte y que hablemos (un minuto)
encontrarte en bata, a la mañana,
y tomarnos un café.


-o dos-


Quedarnos chupando de madrugada
y verte filosofar y emocionarte.


Ser testigo de cómo ves crecer a tus nietos.


Contarte las cosas buenas que nos pasan
y ver que a vos también te pasan.


No estar solo.


Ahora, en este momento.
(y mañana y pasado y tras pasado…)


Martín, Marianita y yo, vamos a estar solos.


Tengo la alegría de haber formado una familia increíble
y dos hermanos gigantes, que adoro con locura.


Pero voy a vivir siempre
con la tristeza de haberme quedado solo.


Una vez más, pa.


Adios.





Dos veteranos




Viajamos por Gómez Ulla

- en un taxi sin conductor -

el fantasma de mi hermano y yo.


Buenos aires está caliente,

me cuenta.

Las cosas se cuecen a fuego lento

en la ciudad de la rabia.


Después de perder al mismo padre,

¿hay alguien más entero que nosotros para la vida?


Como dos boxeadores veteranos

aguantamos los golpes de pie.


No tires la toalla pendejo, me susurra

desde mi rincón.

Derecha, izquierda y movimiento de garza,

le aconsejo guardando su espalda.


Nos encerramos en nuestro gimnasio imaginario

e imaginamos el futuro.


¡Campeones de la concha de tu madre!

Y levantamos nuestros cinturones.


La audiencia ruge nuestro apellido

Brillante.


El fantasma de nuestro padre

levanta su whisky desde el primer asiento

-el mejor asiento de toda la sala-


Y lanza su risa emocionada como un regalo.


Desfigurados nos abrazamos

y nos prometemos una futura pelea

sin más golpes que la sinceridad.


Giramos en una esquina

Y ahora el taxi es un tren de feria.


Mi hermano me muestra su nariz de payaso.

Yo hago sonar mi corneta.


Vamos con música

fumando de nuestra trompeta compartida,

hacia un lugar más feliz.




lunes, 22 de marzo de 2010

Descelebración




Papá me grita desde la otra orilla.

Matute!!!!

Y nos saludamos en miniatura.


Nadie, nunca más, me va a volver a llamar así.

Es curioso extrañar hasta tu propio nombre.


Necesito una persona vieja

que ocupe un lugar que quedó vacante en el abrazo.

Se me acabaron los padres

y los abuelos.


Nos sirvo un whisky invisible

Amarillo hasta la nausea

-bigote-

Y brindamos sin festejar un carajo.


Hoy descelebraremos la tristeza.

Y lo haremos como cuando una casa se queda sin luz,

Manoteando al aire

hasta no llegar a tocarnos nunca.




lunes, 15 de marzo de 2010

Fénix



Soy el que provee

Ese agua

En ese mundo.


En este tiempo de pérdidas

suaves -

como abandonos.


En éste desliz

sordomudo.

De transferencias intransferibles.


El dador.

El mecenas.

El no artista de lo cotidiano.


El traductor de la no lengua.


No escatimo esfuerzo

en esta abulia -

Y observo la necesidad

como quién disfruta de la belleza

de un bosque en llamas.


Miro por encima de mi hombro

Y no me reflejo.


Cual Fénix

me prendo fuego,

muero -


Y vuelvo a nacer analfabeto.



miércoles, 10 de marzo de 2010

Esos días




Te pasan esos días

en los que todo te sale mal.

Te despertás tarde

Tenés la boca pastosa

El corazón pesado en el pecho.


La mañana es una jeringa de anestesia

que te deja pelotudo.


Besas a tu mujer muerta

en la frente

y esperás a verla revivir.


Fuera de las sábanas

La habitación es un campo minado

de ausencias.


Sentís el nudo en la garganta

que no desata nadie.


Estás solo en el balcón.

Solo en el frío.

Solo.


Tu perra se acerca moviendo la cola

y aceptás la paternidad.


Le contestás a tu silencio:

todo va a estar mejor.


Y te quedás en tu vida.




miércoles, 10 de febrero de 2010

Se nos escapa el mundo





Qué hubo contado

esa lágrima. Expuesta.

Serpententea.

Hacia el polo

sur de su hechizo

no calibra

horizonte

en la medida que elije.


Fue todo arte o el fue el símbolo

el gesto?


Se ríe y le planta cara

al universo. Con un ja ja.

Con aires plateados

es más hombre que nunca

y nunca más que eso.


Una repetición.

Una moneda lanzada

a la atmósfera.


El exceso que habita los espejos

pasó

e inadvertido

hizo ademán de transparencia.


Miramos este día.

Como a todos los demás.


Y se nos escapa el mundo.




lunes, 1 de febrero de 2010

Saberlo




Es un momento, una respiración.


Una partícula de polvo iluminada

que se despega del resto del mundo y planea

por encima de nuestras cabezas.


Un gesto conocido con el que no comulgamos.


Una mirada que busca cómplices

y nos exige ser peores de lo que somos.

Una mañana como ésta,

más bella fuera que dentro.


Una mentira que nos despierta ungidos de verdad

y que reclama nuestra cobarde justicia.



jueves, 28 de enero de 2010

Otro jueves normal



Un diluvio terminaría con todo esto.

Con ese pasillo de ahí enfrente

que transporta gente dormida,

con ese túnel que los impulsa sobre rieles

de rutina e insatisfacción,

y que comienza a reclamarme.


Soy uno de ellos aunque

levante las manos y cierre los puños.


Vigilo desde la entrada la luz oro que nunca brilla.


Alguien intenta nadar a contra corriente

pero el lobo del pasillo ya lo alcanzó.

Le arranca los brazos y luego las piernas.

Después ágil y febril, se lanza sobre su cabeza

y le devora el cerebro.


Nadie puede hacer nada.

Y todos pueden hacer todo.

Pero el lobo del pasillo es tan poderoso.


Muestra los dientes

y son como flechas de plata.

Como espadas de Arturo.

Como lanzas de Longinos.


No se dispara el dardo que desmaya a la bestia

porque la mano que debería cargar el arma

se llena de cobardía.


El tráfico continúa

y es otro jueves normal.


Otro muerto que muere entre los muertos que viven.