lunes, 2 de febrero de 2009

Como máquinas



Como máquinas.

La calidez de la luz - la piedra –
marcan surcos silenciosos.
No tengo guerras en vista
(Dígale sí a su estúpida obsesión por encontrarse en el lugar equivocado
a la hora equivocada)
Igual peleo cada segundo
no se muy bien contra qué ni cómo

Pocas veces nos preguntamos dentro de qué recipiente invisible
hemos echado la fé y la hemos dejado diluirse con lo cotidiano.

Hace un tiempo que no tengo
respuestas para casi nada.
¿Qué hora es? Las seis, creo.
¿O son las diez?

He visto también; antes,
como se han ido borrando las preguntas
y ahora el dibujo que sugieren
es todo blanco – luminoso alargado infinito- sobre las paredes de mi casa.

Ah, por cierto, tengo un perro idiota que es
algo así como el nuevo habitante del infierno.
Muerde todo lo que encuentra a su alcance –
Cajas, libros, cd´s, zapatillas, sus patas, mis dedos, muebles, juguetes-
y no respeta ninguna soledad -

Yo igual se lo agradezco con un paseo,
comida en plato y alguna caricia.

Ayer se comió los acrílicos
y hoy es un perro de colores.




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