viernes, 26 de marzo de 2010

Otro Adiós (texto de Tomás Ostiglia-brotherkeeper)





Te amé y te amo.


No consigo entender que no estés,
pero lo siento.
Intento hablarte como si estuvieras acá, conmigo,
pero no puedo.


El acto reflejo de querer abrazarte
es un dolor tan real,
tan hondo
que lastima.


Aprendo, que la diferencia
entre estar y no estar
es bien grande.


Y, como dice mi hermano,
no aprendo una puta mierda.


Intento sacar mi angustia y dejarla acá,
que se quede con estas palabras,
pero soy incapaz de hacerlo.


Necesito un whisky o dos,
con el rumor de la tele
o discutiendo como locos.


Estoy lleno de vos, bigote.
Cortado por tu misma tijera.
Y el pulso y el esfuerzo de las manos de mamá.


Es cierto que vos estás en mí,
en lo más profundo,
en todo lo que no puedo cambiar,
y hasta en este gesto.


Quiero abrazarte
y verte reír,
llamarte y que hablemos (un minuto)
encontrarte en bata, a la mañana,
y tomarnos un café.


-o dos-


Quedarnos chupando de madrugada
y verte filosofar y emocionarte.


Ser testigo de cómo ves crecer a tus nietos.


Contarte las cosas buenas que nos pasan
y ver que a vos también te pasan.


No estar solo.


Ahora, en este momento.
(y mañana y pasado y tras pasado…)


Martín, Marianita y yo, vamos a estar solos.


Tengo la alegría de haber formado una familia increíble
y dos hermanos gigantes, que adoro con locura.


Pero voy a vivir siempre
con la tristeza de haberme quedado solo.


Una vez más, pa.


Adios.





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