Viajamos por Gómez Ulla
- en un taxi sin conductor -
el fantasma de mi hermano y yo.
Buenos aires está caliente,
me cuenta.
Las cosas se cuecen a fuego lento
en la ciudad de la rabia.
Después de perder al mismo padre,
¿hay alguien más entero que nosotros para la vida?
Como dos boxeadores veteranos
aguantamos los golpes de pie.
No tires la toalla pendejo, me susurra
desde mi rincón.
Derecha, izquierda y movimiento de garza,
le aconsejo guardando su espalda.
Nos encerramos en nuestro gimnasio imaginario
e imaginamos el futuro.
¡Campeones de la concha de tu madre!
Y levantamos nuestros cinturones.
La audiencia ruge nuestro apellido
Brillante.
El fantasma de nuestro padre
levanta su whisky desde el primer asiento
-el mejor asiento de toda la sala-
Y lanza su risa emocionada como un regalo.
Desfigurados nos abrazamos
y nos prometemos una futura pelea
sin más golpes que la sinceridad.
Giramos en una esquina
Y ahora el taxi es un tren de feria.
Mi hermano me muestra su nariz de payaso.
Yo hago sonar mi corneta.
Vamos con música
fumando de nuestra trompeta compartida,
hacia un lugar más feliz.
Que linda poesia, que momento de hermandad.
ResponderEliminargracias Dea.
ResponderEliminarUn beso grande