Papá me grita desde la otra orilla.
Matute!!!!
Y nos saludamos en miniatura.
Nadie, nunca más, me va a volver a llamar así.
Es curioso extrañar hasta tu propio nombre.
Necesito una persona vieja
que ocupe un lugar que quedó vacante en el abrazo.
Se me acabaron los padres
y los abuelos.
Nos sirvo un whisky invisible
Amarillo hasta la nausea
-bigote-
Y brindamos sin festejar un carajo.
Hoy descelebraremos la tristeza.
Y lo haremos como cuando una casa se queda sin luz,
Manoteando al aire
hasta no llegar a tocarnos nunca.
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