lunes, 19 de septiembre de 2011

Casa compartida




En la heladera

la leche sigue en su lugar.

No se ha tocado nada aún.


Pasarán días

antes que el efecto de ocupación

se convierta en bienvenida.


Callo mis pretensiones,

las enmudezco sentándolas en un sillón

que ahora

comparto en propiedad.


La casa acepta la llegada.

¿Desde cuándo los muebles saben reír?


Me saco las zapatillas

y tímido, las huelo.


A partir de hoy

mis olores pasarán a deliberación

de la mayoría.











2 comentarios:

  1. Me encantó el último párrafo.

    Un saludo.

    PS:Yo También debato con mis objetos personales.

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