En la heladera
la leche sigue en su lugar.
No se ha tocado nada aún.
Pasarán días
antes que el efecto de ocupación
se convierta en bienvenida.
Callo mis pretensiones,
las enmudezco sentándolas en un sillón
que ahora
comparto en propiedad.
La casa acepta la llegada.
¿Desde cuándo los muebles saben reír?
Me saco las zapatillas
y tímido, las huelo.
A partir de hoy
mis olores pasarán a deliberación
de la mayoría.
Me encantó el último párrafo.
ResponderEliminarUn saludo.
PS:Yo También debato con mis objetos personales.
Gracias Jonás.
ResponderEliminarun abrazo