El centro es la excusa.
Hay un descanso de mármol,
ahí nomás.
Y una fuente sin agua.
Se mastica
la tensión de haber llegado
a un lugar
en el que
te sentís
más perdido que antes.
El silencio apura.
El viento lima las hojas
incrustadas en la piedra.
Silba.
La tarde
es un lamento
de niño que crece
y se hace noche.
No sé levantarme.
Juego al miedo y a la soledad.
Y tengo miedo.
Y me siento solo.
Busco subterfugios
para quedarme a vivir acá.
A medio camino.
A una vuelta
de laberinto
de lo que aún me queda
por caminar.
Lindo Matu, muy lindo.
ResponderEliminarGracias Solita, sos de fierro
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