Habitación al borde de su abismo.
Una maraña de silencio, la noche no respira.
Finge dormir-detrás-en la espalda.
Un velo de luz mortecina se calla los brillos.
La arquitectura nada sostuvo
y aún presos de su rigidez,
seguimos esperando un guiño de flaqueza.
No me ocupo ni de fumar mi cigarrillo.
Las manos no tiemblan.
El pecho no vibra.
El alma no camina.
El recuerdo vigila pero no dice.
Ningún jarrón sin agua ni flores
debería estar ocupado por papeles.
Ningún sillón para tres
debería ser hogar de un perro y un turista.
La llave está puesta
en todas las habitaciones.
La llave cerró por adentro
y se levantaron paredes después.
Pasaron otoños, siete,
así,
de corrido.
Así,
siete,
como una repetición deshumanizada de lo humano.
Y ahora.
Y aquí.
Nada se ríe.
Cada día que pasa conozco mejor cada rincón de ésta sala.
Cada día que pasa me desconozco mejor que el segundo anterior.
¿ustedes ven el vapor en los cristales?
Hola amigo mío!!!
ResponderEliminarAnoche soñé con vos. Muy raro que de repente después de tanto tiempo en el que no nos vemos, sueñe con vos.
Vos llegabas después de mucho tiempo y nos dábamos un enorme abrazo.
(Sería genial que realmente sucediera).
Te mando un gran beso con el cariño de siempre!!!
Y te reconfirmo que tu poesía no sólo me encanta sino que me recuerda mucho a lo que sos. Un gran poeta, un gran hombre.
Beso gigante!!!
Sol
yo te estoy abrazando amiga!
ResponderEliminarme mataste...
QUE BUENAS POESIAS!
ResponderEliminarGracias...
Te invito a visitar mi blog:
ArMaNDa!!
gracias a vos armanda!
ResponderEliminarvoy a visitar tu blog, claro
abrazo!