jueves, 10 de septiembre de 2009

Ganarle al abandono



Caminando por el sendero de puertas

la casa se llena de acompañantes.


El encierro visitado viste la soledad

aunque la hace más profunda.


Dónde están los que deberían leerme

como un mapa tantas veces transitado?

Hay un cerca

dotado de un realismo que asusta

que dibuja los lazos más débiles

en pretendidos indestructibles.


Usamos lo que tenemos a mano

y lo que tenemos a mano

es un pájaro enfermo

dentro de una jaula cerrada con candado.


Visito mi suburbio

de pena y desaliento.


Soy una isla

guardada sin conciencia

por tiburones

que me obedecen.


Salgo a correr de la mano de alguien.

Pasan las cuadras,

las casas de gente que no conozco pero imagino,

las plazas que podrían hablar de mi,

y mi acompañante,

(silencio)

ya se hizo aire en mis dedos.


Me siento en una esquina

a pretender no sentir este temor.


A ganarle al abandono.