Caminando por el sendero de puertas
la casa se llena de acompañantes.
El encierro visitado viste la soledad
aunque la hace más profunda.
Dónde están los que deberían leerme
como un mapa tantas veces transitado?
Hay un cerca
dotado de un realismo que asusta
que dibuja los lazos más débiles
en pretendidos indestructibles.
Usamos lo que tenemos a mano
y lo que tenemos a mano
es un pájaro enfermo
dentro de una jaula cerrada con candado.
Visito mi suburbio
de pena y desaliento.
Soy una isla
guardada sin conciencia
por tiburones
que me obedecen.
Salgo a correr de la mano de alguien.
Pasan las cuadras,
las casas de gente que no conozco pero imagino,
las plazas que podrían hablar de mi,
y mi acompañante,
(silencio)
ya se hizo aire en mis dedos.
Me siento en una esquina
a pretender no sentir este temor.
A ganarle al abandono.